Esta vez contamos con la excelente intervención de Jane
Arnold y Mª Carmen Fonseca-Mora, quienes nos han ayudado a entender que en el
aprendizaje de una lengua existe un componente afectivo que a veces no es
tenido en cuenta pero que juega un papel esencial dentro del aula. Dicho de
otro modo, para que el aprendizaje resulte efectivo no podemos olvidar su
componente afectivo. Y esto significa motivar a nuestros alumnos a través de
acciones tan sencillas como reforzar sus respuestas positivas, transformar el
miedo al error y propiciar sus intervenciones en el aula, conocer sus intereses
y plasmarlos en nuestras actividades en la medida de lo posible, escuchar sus
inquietudes y hacerlos partícipes de la toma de decisiones y aumentar su
autonomía, entre otras muchas.
Quizá en la teoría suene muy bonito y a la hora de trasladar
esto a la práctica nos encontremos algunas barreras, pues cada alumno es
diferente y lo que a unos puede motivar y parecer interesante, a otros puede
aburrir. Sin embargo, todos persiguen una misma meta, el aprendizaje de la
lengua, por lo que debemos ser capaces como docentes de motivarlos a lograrla a
través del trabajo en equipo, la colaboración y la propuesta de actividades que
resulten un reto alcanzable a corto plazo para ellos.
Para mí, ha resultado uno de los módulos a nivel práctico
más interesante, pues en los distintos foros se han compartido infinidad de
estrategias, actividades e ideas sobre cómo motivar a los alumnos en diversos
contextos reales; sin olvidar las aportadas por estas dos grandes ponentes.
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